17 mar 2007

El reencuentro


N organizó todo, hasta el último detalle, como siempre
- Habitación 203. Hotel Mjk. Te espero – me confirma por sms.

A las 7 PM parto a comprar un vino de paso hacia el hotel, preparada como siempre y lista para quedar vestida solo con mi mejor perfume.

Hace 3 semanas que no lo veo, desde su ultima operación.

No fue al recital de su vida por riesgo de que lo golpeen en algún atropello, pero no le importó correr el riesgo de que la excitación me prohíba controlar mis movimientos.

Y ahí estaba, impecable como siempre, esperando dispuesto a todo, mas allá del dolor, mas allá de los limites.

Y la tarde fue pasando, en un interminable intercambio de estímulos, sensaciones, éxtasis y muerte. Sin música de fondo mas que la nuestra.

En un break descorchamos el vino, nos relajamos y hablo de sus proyectos, de lo que estaba haciendo y lo que pensaba hacer. Estaba muy entusiasmado, mas de lo habitual y me sorprendió que se abriera de esa manera, no es su costumbre.

Y el tiempo transcurría y el mundo desaparecía detrás nuestro.

Y el placer se hizo parte de nuestro encuentro, sin importar nada, disfrutamos como si cada momento fuera único.

Se hicieron las 4 AM y la realidad volvió a caer sobre mis hombros.

No me dejo ir sin dejar en mi sus ultimas fuerzas, como para que durara su recuerdo en mi cuerpo por mas tiempo y así aguardar vivos hasta la próxima vez.

El taxi llego, encendí un cigarrillo y todo quedo en ese hotel y en mi.