2 sept 2007

Relax

Lunes 6.30 de la mañana. M se acaba de ir a trabajar, me quedo en cama, en parte por la maldita congestión que no me deja ni respirar y en parte porque no tengo ganas de ir.

Tuve muchos sueños extraños anoche, con gente variada, algunas de las cuales nunca hubiera gastado mi imaginación en recrearlas en esas situaciones.

Secuelas de haber visto “Las edades de Lulu”, alteraciones anímicas por mis desencuentros con M o por mis encuentros con N.

Recordar el último encuentro con N, dos días de abstinencia y la noche agitada potenciaba mi excitación.

Estoy intranquila, me levanto, busco mi juguete y vuelvo a recostarme sumergiéndome en mis fantasías.

Dispuesta a relajarme, con la mente totalmente sincronizada a mis deseos para lograrlo.

La calma que precede a la tormenta llega. El cuerpo se convierte en una masa sin respuestas a ningún estimulo, y el peso llega hasta mis parpados que se vencen.

Por 3 horas creo estar suficientemente complacida, pero solo fue la calma que anuncia el huracán.

Mensaje de N para saber como me trataba la gripe.

_Necesito otra dosis de vos, como el viernes. Podes ahora? _ fue mi respuesta poco sutil y casi en tono de súplica… solo que eso no lo podía percibir.

_Para vos cuando quieras. Avisame 5 minutos antes de llegar así me cruzo del trabajo y te espero.

_Ok. No prepares para almorzar porque no vamos a tener tiempo_ él era el plato principal.

Logré saciar mis ganas sin querer ya más.

Es como cuando me antojo de una comida, puedo probar de todo, pero hasta no llenarme de mi objeto de deseo, nada logra ser suficiente.