15 may 2007

Mi pasado en mí


Me despierto agitada, prendo la luz, miro a mí alrededor y quedo un instante contemplando.
Trato de entender, y sigo buscando con la mirada por la habitación.
Siento su presencia todavía en el aire y me desorienta, me perturba.

No es una cualidad mía recordar sensaciones, sabores, aromas o momentos, no hasta volver a sentirlos.
Solo la música me transporta a esos instantes que quiero que duren por siempre, que logran erizar mi piel, que me obliga a cerrar los ojos, paralizando mi presente en un suspiro que me aísla y me llena.
Y contengo el aire, tratando de mantenerlo en mí. Y no puedo más que sonreír por el dulce sabor que me dejan.

Una vez alguien me dijo “lo que se vive de noche es doblemente más intenso que lo que te pasa en el día”. Y estoy empezando a comprender lo que me decía.
Los sueños se están convirtiendo en un mundo de percepciones que atrapo con todos los sentidos y no se van cuando despierto.

En la oscuridad de la habitación pude sentir su presencia, como iba acercándose.
Al instante que sus labios tocaron los míos supe quien era.
Su sabor, su perfume, la tersura de su piel.
Su lengua recorría mi boca de una manera única, inconfundible.
Me devoraba como queriendo fundirnos en uno, tomándome con sus manos y pegándome a su cuerpo.
Y mis ojos se abrieron queriendo encontrar los suyos, pero ya no estaba ahí, solo la inmensa oscuridad que me rodeaba lo mantenía en el aire y me envolvía en una armonía reconfortante.

Es M quien está recostado a mi lado. Todo esta en su lugar.
Algo me trajo al presente nuevamente, pero con la extraña sensación de seguir manteniendo en mi todavía un pasado, que disfruté, que fue y es parte de mi vida y que me hace lo que soy.