19 oct 2007

Reuniones de irresolución de problemas

Todo es una muerte, la gente, sus palabras vacías, la falta de aire y de interés.

Mis ojos reflejan la nada interior, pero ya no me interesa ocultarlo, y mis gestos acompañan en silencio la ironía de mis palabras.

Solo escucho bullicio, todo me resbala y mi autismo me protege.

Al escuchar mi nombre vuelvo a bajar a esta reunión sin sentido que solo malgasta mi tiempo.

Unos cuantos gerentes y otros tantos jefes y coordinadores.

Todos actúan políticamente, pero solo cuidan sus traseros, cual perra alzada que se sienta para que no se la monten.

Dicen sin decir nada, y el tiempo pasa aletargadamente, y la mierda se va metiendo en mis venas y el olor me esta desquiciando.

Me encolerizo al ver tantos cobardes juntos, por tantos discursos retóricamente vacíos.

Exploto sin medir las jerarquías, sin medir las consecuencias y mi vomito los salpica a todos y digo lo que nadie se atreve a decir.

Y me siento libre, relajada, con ganas de fumarme un cigarrillo como si terminara de tener uno de mis más placenteros orgasmos.

Algunos incrementan el odio hacia mi, odio por no tenerles miedo, por no respetar sus estrellitas.

Otros entes me aplauden, me felicitan, obviamente con miradas y disimuladas sonrisitas cómplices. Y me piden que me cuide, en si, que haga como ellos y agache la cabeza. Pero algo me respeto y la estulticia que me invade me mantiene en pie.

Y nada me importa, paso de todos y de cada uno de ellos.

No soy valiente, solo soy explosiva y contra demasiadas mierdas propias tengo que luchar diariamente, como para bancarme la de los demás.

Se que les sirvo y por eso sobrevivo, por eso no me hunden y por eso lo disfruto