2 feb 2007

Las adicciones

Creo que es una cuestión de proponérselo, decir stop, hasta aca llegué, esto no me hace bien y listo..... o no??

Estas frases hechas solo las diría si me hiciera la superada o si jamás en mi vida hubiera sido adicta, como hacen muchos, y lamentablemente no es tan fácil.

Aunque no voy a negar que la primer semana de abstinencia me deprimió mal.
No quería nada, ni a nadie, ni en ningún lugar.
Estaba enojada con el mundo, pero especialmente con migo misma.
Solo quería estar con el vacío que me provocaba la falta de “eso”. Pero no tenia ganas de volver, al contrario, y eso me ponía peor porque era mas complicado de lo que pensaba.

Los siguientes días fueron más fáciles ... te mantenes ocupada, a mil, sin tiempos para pensar demasiado. Y te sentís más libre, y te auto convences de que así estas mejor... “que malo que son los vicios” te repetís.

M sin saberlo me ayudo mucho, ocupando ese lugar que en cierta forma yo le estaba negando, al escaparme (como adicta en busca de su droga).
Y nuestra relación mejoró y empecé a disfrutarlo más y a putearlo mas también porque ya no tenia con quien descargarme (o a donde escaparme mejor dicho), y nuestros problemas o me los guardaba o los resolvía con él.

Y todo iba viento en popa, es fácil no tentarte si no lo tenes a mano., es como el chocolate (si no lo veo no me antojo).
Obviamente hay veces que tenes que escaparte, esquivarlo porque todavía no estas fuerte para enfrentarlo, para mirarlo a los ojos y saber que ya no te provoca nada.
Pero me busca, me incita a caer en la tentación nuevamente. El sabe que me puede, sabe que con él no puedo controlarme, y por eso lo evito (bueno, hago lo posible).

Y pasa el tiempo, ya casi 2 meses, y cuando creía que ya me había inmunizado, que ya estaba preparada para enfrentarlo, me di cuenta que el aislamiento no sirvió para un carajo.
Me lo cruce en la casa de un amigo que tenemos en común (que no sabe que nosotros tuvimos/tenemos algo) y toda esa pared que había creado se vino abajo, y aunque por fuera estaba totalmente inmutable, mi cabeza no dejaba de traerme imágenes de N haciéndome gozar de una manera única.
Y no podía mirarlo a los ojos porque me conoce y como buen cazador que es, se iba a dar cuenta de mi debilidad.
Pero me perdí en la multitud, entre charlas, personas y temas superfluos.
Nos fuimos juntos en un taxi y seguí tan inmutable como pude, tratando de esquivar esa mirada penetrante que te desnuda de cuerpo y alma.
El almidonamiento por suerte aguantó hasta que se bajo, y ahí recién pude respirar y desarmarme en el asiento de ese taxi, me prendí un cigarrillo, volé y me perdí con mi mente hacia el pasado, gozando de cada instante recordado.
El cigarrillo se termino, yo me desperté y el taxi llego a casa.

2 comentarios:

X'stian dijo...

Hay bebota. Si no hubiera hemorroides o intrépidos sexuales ( donde lo leí eso?) los proctólogos se morirían de hambre.
Igualmente, si fuera tan fácil liberarse de lo que a uno le gusta y le hace mal, no habría psicólogos.

Polakia dijo...

Es verdad, pero hasta ahora los psicologos no me sirvieron, ni tampoco puedo superar mis adicciones