4 ago 2007

Momentos Eternos



Las sombras, el sonido del silencio
sus ojos en los míos, sus manos en mi piel.

Su lengua y el rastro de un buen vino colman en mi boca

Sus palabras susurran en mis oídos
sin decirlas las escucho, pero no las quiero oír.

Su cuerpo frío y compacto por fuera
se incendia y vibra en mi interior

Sus dientes buscando apresar mi alma
logran que no me olvide de él

La calma, los latidos en su pecho
mi mente se reconforta en sus brazos

El sonido del silencio
sus ojos en los míos
mis lágrimas en su almohada
mi cordura en su poder.

4 comentarios:

X'stian dijo...

Luego de leer el anterior post y este quedé flotando en una especie de embriaguez, como una nota que sigue sonando en nuestros oidos despues de agotarse en el aire. Es un vértigo que me da el asomarme a los sentimientos ajenos.
Tanta pasión e intimidad hace que me sienta un intruso en esto.

Polakia dijo...

Son explosiones, en cada relato de muy diferentes situaciones, y que a pesar de ser parte de mi vida yo también me siento una intrusa.
Tantos sentimientos me resultan muy extraños, casi ajenos diría.

Cirulaxio dijo...

Un intruso, claro.
De dónde vienen estos sentimientos si a uno mismo le resultan extraños? Porqué, si se buscan, cuando llegan siempre sorprenden porque son de otra intensidad a la buscada?
Y uno trata de alfombrar la propia vida con certezas, para, precisamente, acumular miedos.
Qué raro que es todo...

Polakia dijo...

Me resulta extraño sobre todo el permitirme sentirlos, que me estén llegando mas alla del mero placer... y me asusta demasiado eso, y todo lo que no pueda controlar, medir o dominar.