21 ene 2008

¿Estamos todos locos o estamos todos bien?

A pesar de haber muchas cosas que no comprendo respecto a las reacciones y estimulaciones de los sentidos del ser humano, últimamente hay una en particular que me desoriente.

Tal vez sea por el hecho de haber vivido algunas variantes al mismo tiempo en carne propia debido a mi angustia oculta, que no siempre se manifiesta de la misma manera y que no en todos provoca la misma reacción.

El viernes tuve un día en que el slogan de Ibuevanol “para que no odies ser mujer” era el indicado.

Calladita, tierna, la dulzura caminante, una gatita tranquila y mimosa que expresaba su necesidad de piedad y comprensión.

Son los únicos días en que la libido baja a -50ºC. Pero opuestamente esto a M lo excita de sobremanera y se pone más cachondo que nunca.

No me canso de repetirle todos los meses que no espere más que mimos y abrazos (de él hacia mi mucho mejor).

Pensé que el hecho de buscar un imposible en mi estado y querer desafiarse a lograr un cambio era lo que lo excitaba, pero me inclino más a la teoría de que es por el hecho de encontrarme desprotegida y su instinto de macho protector se puede poner en práctica.

El sábado fue el día sensible, de lágrimas que solo dejaba escapar en soledad.
Para evitar el público, trataba de no hablar porque el solo hecho de intentarlo ya me llevaba al llanto.

La junta de mi silencio con la expresión de mi rostro de entrega total, logró provocar en los demás, tanto en hombres como mujeres, la imagen de confesionario y perfecta oyente, muy a pensar de que solo podía concentrarme en lo llorar y como mucho, llevar esa exposición que me inferían a algún comparativo con mi pesar, logrando que el esfuerzo por no romper en llanto fuera el doble.

El lunes tras haberse acabado el líquido de mi cuerpo (y con las hormonas mas estabilizadas) y haber logrado dormir, parar mi cabeza y razonar, dejando lo emocional un poco más tranquilo, mi imagen hacia fuera cambio más que lo que significó hacia mis interiores.

Pasé de ser la pobrecita, la necesitada de contención, a ser la leona capaz de devorarse a quien se le pusiera delante, o de determinar el cambio del rumbo del mundo al costo que fuere.

Este estado, que es el más constante, el que me mantiene en guardia y alerta (aunque no logre cambiar absolutamente nada), genera reacciones muy opuestas en la gente.

En el trabajo soy una máquina. Frontal, firme en mis convicciones y ordenes, focalizando mis objetivos y haciendo frente a lo que sea necesario para llevarlos a cabo.

El resto de mis días así, transcurren igual, dispuesta a no boludear, organizando mis tiempos y rutinas y cumpliéndolos.

Hay muchos que se inhiben y actúan con cautela y distancia ante mi presencia, viendo que no soy factible de convencer con falsos artilugios de machos protectores, pero otros me encuentran en este estados más atractiva y hasta excitante.

N siempre me decía que lo ponía loco verme trabajar, desenvolverme frente a los problemas y a los demás, que no podía evitar fantasear con encontrarse sumiso a mis órdenes (confesión hecha mucho tiempo después de nuestra relación laboral).

También me han dicho que mis ojos y duros gestos irradian sexo puro, salvaje y en realidad no estaban tan errados.

Lo que me terminó de sorprender fue cuando en el gym mi profesor después de comerme con la mirada sin disimulo alguno me dijo “no se que cambió en vos, pero del viernes a hoy hay algo que esta sacando lo más lindo tuyo, tu voz, tu andar, tu pelo, tus rasgos, no sé, es un todo altamente llamativo que hace imposible no mirarte” (declaración al margen que me dejo sin respuesta).

Ahora, si a estos desfases de imagen/reacción provocada que no coinciden con lo que buscamos expresar (si es que buscamos algo), sumamos nuestras propias confusiones o dudas por la cuota de gataflorismo de cada una de las partes … ¿Cómo podemos lograr congeniar con alguien que queremos en un tiempo determinado, en un lugar casual o no, con el estado de ánimo propicio a recibir la respuesta que esperamos pero a su vez que provoque en el otro la reacción deseada? …

Con esta teoría se va al carajo la de causalidad y vuelve a reflotar la de casualidad o fucking coincidencia. Porque si cuando quiero solo mimos y cariño provoco calentura, cuando estoy de pésimo humor y con ganas de putear a medio mundo provoco fantasías y excitación, y cuando estoy excitada los inhibo y acobardo… ¿Como puedo pretender que demostrándole a alguien lo bien que estoy y me siento con él, no me interprete opuestamente a lo que quiero mostrar?

En definitiva creo que la conclusión mas acertada sería que nunca hay que demostrar lo que se siente si pretendemos obtener lo que queremos.

12 comentarios:

Carlos Paredes Leví dijo...

Su �ltima observaci�n me parece muy acertada. Por lo dem�s, a lo mejor se trata de casos de "dislexia sexual", en los que el deseo se manifiesta cuando menos debe, divergiendo de la oportunidad. Y ya que estamos de confesiones, le dir� que a m� que una mujer me diga que est� ovulando, me provoca un aumento exponencial de testosterona y deseo.
En fin, los Aries somos as�....
Un saludo.

PD: me gust� mucho

X'stian dijo...

Y asi tener un lado oscuro..

Un Mr Hide. Tejiendo hilos en los demás, manipulando situaciones, poniendo piedras o dando pequeños empujones cuando no se dan cuenta.

Disfrutando a escondidas.

Polakia dijo...

Carlos,eso es bien de carnero reproductor (yo soy carnero tambien pero la verdad que se ve que de reproductora no tengo nada, o sera que los dolores son más fuerte que el deseo)
Justamente hoy salió el tema de que no siempre se muestra uno de la manera de esperar la respuesta que busca, o tal vez inconcientemente lo hacemos buscando algo de eso.
Lo que si puedo decir, es que uno se abre más a una persona(del sexo opuesto), sin medir las consecuencias cuando no hay interes sexual y se vuelve un completo idiota y no puede ni expresarse cuando alguien lo flashea.
De ahí vendrá la frase ... porque siempre me dan bola los que no me interesan?

Polakia dijo...

Todos tenemos un lado oscuro (algunos casi ni se encuentran a si mismo en tanta oscuridad)
Pero cansa no poder ser uno todo el tiempo, aunque lo sigue haciendo por un lado porque es más simple y por otro lado creo que nos gusta el juego de los Mrs Hide.


Se lo extrañaba ... sabe X´s?

Cirulaxio dijo...

Si no entiendo mal hay dos puntos: uno es como ud se siente y otro es como la ven los demás, y tratar de coordinar ambos para, de alguna manera, obtener aquello que necesita y/o desea en cada uno de sus momentos.

Quiza el problema que nos tiramos encima es eso último, precisamente esperar una reacción determinada. Claro que es inevitable hacerlo, pero con ello mismo estamos condicionando a quien se nos acerca, para "hacer precisamente eso que queremos que haga" y no otra cosa.

No estoy descubriendo la pólvora al decir que los hombres muchas, muchas veces nos desconcertamos de la respuesta que da o espere recibir una mujer. Acusamos de habitos cambiantes, de despertrse cada mañana una persona distinta a nuestro lado, tener que estar siempre dispuestos a lo insospechado y de buscar alternativas para aquello impensado. Y el problema no son las mujeres. Tampoco los hombres, sino ambos. Nosotros no tenemos generalmente ganas de cambiar actitudes, o rara vez las renovamos, vamos a lo seguro, a lo que ya probamos y dió resultado, para qué variar? Y quizá uds, habiendo obtenido aquello que esperaban, sí piensan en variar para obtener algo mejor. Las mujeres tienen ambiciones que nosotros carecemos.

Pero en definitiva, no sé si pude cerrar una idea, déjemelo pensar y vuelvo.

X'stian dijo...

"Las mujeres tienen ambiciones que nosotros carecemos."
Me hizo acordar a un poema de Benedetti.

Ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial

nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual

ustedes cuando aman
calculan interés
y cuando se desaman
calculan otra vez


o algo así.

Polakia dijo...

Si, es verdad, muchas veces admito que somos cambiantes, que no nos conforma siempre la misma respuesta o nos aburre y sentimos falta de interes ante el no cambio y que otras tantas no sabemos ni nosotras mismas que es lo que esperamos del otro.
Pero que puedo hacer si estoy encabronada, tengo cara de encabronada, actuo despoticamente y eso los excita?
Ahi ya no puedo ni culpar a una mala jugada hormonal, ni pretender que deduzcan como me siento porque estoy siendo frontal.
Voy a terminar creyendo que tenemos conceptos diferentes de interpretación a las reacciones (nosotras tambien tenemos lo nuestro)y voy a tener que empezar a averiguar cuanto difiere la enseñanza recibida por ambos lados.

Cx, podríamos armar un test a ver que aporta la gente, detallando por sexo, que reacción tendrían ante determinadas acciones.

Polakia dijo...

X´s, me extraña que me diga esto!!!
Yo no busco una cama de cedro, yo busco un buen desenvolvimiento en ella.
Y no calculo intereses porque no le debo nada a nadie, ni quiero que me deban.
Solo quiero que sean, y tal vez si, mi error es esperar del otro que aporte de la misma manera que lo hago yo ... y si es mayor, mejor todavia.

Cirulaxio dijo...

Precisamente! yo no lo quise decir en un principio: la enseñanza.
Ahí está el punto que diferencia a ambos.
A ninguno nos enseñan a crecer reconociendo que hay -y por lo tanto, aprender a conocerlo- otro sexo. Puntualmente nos condicionan a desmerecerlo, por ser diferente al nuestro, y sólo hacernos cómplices de nuesros similares. A qué mujer no le dijeron "los hombres son todos iguales, o "pájaro que comió, voló" y a que varoncito "a las mujeres no las entiende nadie" o "no pierdas mucho tiempo con ellas, sólo sirven para una cosa"?
Venimos de una escuela que hoy por hoy no hace más que marcar más diferencias que las reales, y lo que nos enseñaron es justamente lo que deberíamos cuestionar.

X'stian dijo...

Ud espera mucho de los demás.

No vale la pena.

Polakia dijo...

Si, lo se X´s.
Pero por lo menos por un ratito genera esperanzas.

Polakia dijo...

Si Cx, lamentablemente es así, y no es facil ni dejar de meter a todos los gatos en la misma bolsa ni ir en contra del inconciente colectivo que todos alimentamos.
Porque no se puede negar que no hay mayor alimentador del machismo (por dar un ejemplo) que el genero femenino.