21 sept 2007

Lo que quiero no lo quiero

Los sollozos en silencio se vuelven audibles.
N dijo las palabras que por miedo no quería escuchar.


Me paralizo, no puedo responder.
Mis lágrimas ya no quedan en la almohada y solo en mí.


Pero aun estoy sin poder hablar.


Sigo debatiendo entre la seguridad y el riesgo de jugarme por lo que quiero ahora.


Me gusta estar sola pero me da miedo la soledad.


Aprecio su sinceridad pero me aterra.


Me alejo y empiezo a ver las cosas de otro modo, todo se suaviza.
El caos se vuelve normal y lo inalcanzable esta en mi mano.
Los opuestos se acercan y lo negro ahora es gris.


Los ojos ven solo lo que nosotros queremos.


El fuego sigue quemando, pero engañosamente hacemos que el hielo comience a derretirse.


Se que lo tibio no va a arden nunca y que las quemaduras con el tiempo van a cicatrizar.
Pero también sé que las brazas algún día se van a extinguir y todo va a volver a comenzar.

6 comentarios:

Cirulaxio dijo...

Pero las cenizas no se las lleva ningún viento. Ni el huracán mas violento. Curiosamente lo más leve, es lo que permanece adherido.

Polakia dijo...

Y como hace uno para seguir viviendo decepciones o tratando de encontrar los motivos por los que esas brazas se convirtieron en cenizas ... porque por más que no se las lleve el viento, ya no queman, ni dan calor siquiera.

Carlos Paredes Leví dijo...

Por alguna razón que se me escapa o desaría, su post me trajo a la mente ciertas palabras de la gran Clarice Lispector:
"Lo que siento no lo hago. Lo que hago no lo pienso. Lo que pienso no lo siento. De lo que sé soy ignorante. De lo que siento no ignoro. No me entiendo y actúo como si me entendiese".
Un saludo.

Polakia dijo...

Genial el pasaje elegido, mas adecuado imposible.

Nunca le´ a esta escritora, y creo que es un gran pie para indagar.

Gracias por la visita

Cirulaxio dijo...

Pol, todo brasa se convierte en cenizas. Puede tardar dos semanas, o 27 años. Es algo absolutamente irremediable, no lo podemos correjir. Entonces, en lugar de pretender amores eternos, los pintamos de infinito, aunque sean efímeros.
No solo vivimos decepciones, vivimos la euforia inicial, lo que nos cuesta corregir es el pretender que esa auforia no se modifique. Y muchas veces no estamos solos en un sentimiento, la mayoría estamos acompañados por alguien que siente similar, parecido, semejante, pero no tal cual nosotros.
Pero yo creo que existe la persona. Es una certeza íntima que tengo. Ella existe. Sí, rotundamente.

Polakia dijo...

Es probable que exista esa persona, esa alma casi gemela, y con la cual encima tengamos piel.
Es probable también que la hayamos dejado pasar sin siquiera tomar conciencia ... o totalmente concientes de que una vida juntos sería casi imposible.